10 de marzo de 2012

El ataque del pesebre lisérgico.

Después de destaparse parte de los numerosos negocios millonarios que los sindicatos poseen, y que ocultan cuidadosamente (leer la entrada "Los negocios de los colegas de Alí Babá"), y tras la agresión perpetrada contra las víctimas del terrorismo al convocar una manifestación en Madrid el 11M, en una auténtica muestra de violencia política y social, ahora los abuelos privilegiados y millonarios pretenden realizar una huelga general el 29 de marzo. Si al anterior gobierno socialista tardaron ¡siete años! en organizarle un amago de huelga general mientras entre todos destruían el tejido sociolaboral español, al actual gobierno del PP apenas han tardado cuatro meses en organizar una manifestación y una huelga general.


Tras el fracaso electoral izquierdista y tras el patente divorcio (cosa normal dado su comportamiento) entre sindicatos y sociedad, el búnker izquierdista quiere ganar mediante violencia y en la calle lo que perdió democráticamente en las urnas (algo típico en la izquierda española).

Es cierto que la derecha española no termina de conectar con la ciudadanía, y que dentro de un conglomerado de partidos estatalistas, intervencionistas, la derecha no sabe vender su capacidad de gestión frente a una política izquierdista que ha llevado a España por la senda del fracaso y la ruina siempre que ha gobernado. No es que la derecha española suponga un bálsamo de libertad frente a una izquierda depredadora e hiperintervencionista; el PP no es liberal. Pero tiene ciertos aspectos, pocos, que lo hacen en cuanto a la gestión preferible al PSOE... por ahora.


Aunque el PP ha acometido unas reformas necesarias, lo cierto es que no han ido acompañadas de otras tan necesarias y tan urgentes como las aplicadas para que la transformación y el cambio sea tan real como duradero, de manera que el conjunto de la situación ha supuesto un cambio cargado sobre las espaldas del contribuyente de clase media, que como siempre soporta el peso de unas medidas destinadas no tanto a solucionar una situación de crisis nacional en todos los ámbitos sociales como a garantizar unas prebendas de los políticos, que los caracterizan como una auténtica casta privilegiada de un nuevo Despotismo Desilustrado Democrático. Es decir, las reformas realizadas no son una solución en modo alguno a NUESTRA crisis. Son una solución pasajera, un alivio, a SU crisis.


Así, con todo, el río social español baja lo suficientemente revuelto como para que pescadores como Rubalcaba y el resto de los izquierdistas, tan veteranos como hábiles y taimados (son políticos al fin y al cabo), puedan lanzar las redes y atrapar en ellas a los incautos y manipulados peces españoles. Aún y todo la pregunta está ahí ¿Realmente soluciona algo y contibuye a salir de la crisis una huelga general? Evidentemente no.


De una crisis se sale trabajando, produciendo, esforzándose, sacrificándose, creando... y no destruyendo y generando pérdidas sobre posturas decimonónicas. Se sale mediante la cohesión y la paz, no mediante la división y la violencia. Se sale viviendo en el s.XXI y no anclado en el s.XIX

¿Puede el contribuyente español, España, permitirse unas pérdidas de miles de millones de euros por la acción de unos grupos mandados por una casta gerontocrática privilegiada? Es obvio que no.
No podemos ni permitir que las víctimas del terrorismo sean atacadas por la salvaje violencia política de los partidos y sindicatos, ni permitir que estos mismos partidos y sindicatos nos hundan más en la miseria. NO LO PODEMOS NI DEBEMOS PERMITIR.

En nuestras manos está que las convocatorias de los sindicatos, contra las víctimas para el 11 de marzo y contra los españoles del 29 de marzo, fracasen. Luego no nos quejemos de lo que pase si no hacemos nada.

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